Hace mucho tiempo, cuando todo era más barato y no padecíamos de dolor crónico en los bolsillos, tomar un taxi era una experiencia menos estresante. La situación no era de auge económico, todo lo contrario estábamos igual de cagados. Lo que sucedía entonces era que los taxistas sabían que la gente estaba misia y no pedían mucho por una carrera. Aunque en ese tiempo (y ahora) no faltaban los necios que querían cobrar sumas exorbitantes. En aquellos días, el combustible costaba la mitad de lo que cuesta hoy. Este puede ser el más sólido argumento para entender los precios que hoy nos hacen dudar en tomar un taxi.
Por otra parte, hay una enorme cantidad de taxistas en Lima. Usted diría que por simple balance del mercado (oferta/demanda) los taxistas deberían cobrarle menos a uno ante la creciente competencia. ¡Pero NO! Las distancias se hacen largas en la mente de un conductor y las largas horas que pasan al volante deben hacerlos alucinar que cada carrera será una odisea de 10 años. Así uno puede preguntarle a 3 taxistas en la misma ronda y todos quieren cobrarte 1 sol por cada cuadra.
No se puede negar, muy pocos taxistas conocen rutas libres de tráfico y muchos menos son los que saben negociar una carrera. Empiezan con la cantidad exorbitante y reaccionan muy rápido bajando el precio en un sol al ver la cara que pone el proyecto de pasajero. Y otro sol menos cuando uno se aleja de la ventana del copiloto. En medio de la desesperación viendo como se aleja el pasajero, bajan el precio hasta lo impensable y por último te mandan a la mierda diciendo “¡Anda y súbete a un micro entonces!” (no me pasa tan a menudo créanme, tampoco soy tan roña).
Como se mencionó antes, se puede comprender que el alza en los precios del combustible eleve los del transporte, pero no por eso tiene que pagar cantidades entupidamente exageradas. Para eso hay algunas pistas que pueden servir para evitar el estrés y molestia que puede generar la negociación de una carrera. A continuación algunas que he podido sacar de mi larga experiencia como peatón en esta ciudad.
1. Nunca tomes un taxi que va en dirección contraria al lugar donde quieres ir. La perspectiva del taxista es OTRA y te cobrará por esa vuelta en U más arriba en la avenida. Por eso, siempre toma un taxi que vaya en la misma dirección que vas.
2. Nunca tomes un taxi en la parada de un semáforo. Es muy probable que el conductor relacione inmediatamente la molestia del semáforo y vaya a pensar que tu carrera le será una molestia mucho mayor. Siempre elige una esquina con más afluencia y con poco tráfico. Y si lo agarras en luz verde…¡no me jodas y deja a los demás autos avanzar!
3. Nunca tomes un taxi que está parado, te va a cargar en el precio todo el tiempo que estuvo sin hacer nada. Si estas en el aeropuerto....mis más sinceras condolencias.
4. Los autos nuevos pueden significar una tarifa elevada. Tampoco estoy diciendo que te subas a una lata destartalada que acaba de traer pescado del puerto. Aprende a elegir los vehículos y también a los conductores. Es preferible tomar las “station wagon” (camionetas con maletera y 4 puertas) porque son petroleras y el costo de combustible es menor. Los ticos pueden cobrarte menos, gracias al estigma que les impuso la sociedad entera al ser maquinas potenciales de la muerte.
5. Si eres muy roña y los precios no te convencen “¡Anda y súbete a un micro entonces!”
Les dejo este videito. Los japoneses son unos maestros haciendo jodas. Ojala que no te toque un taxista de estos.
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