lunes, 29 de septiembre de 2008

La Independencia



Larga fue mi inactividad en las "páginas" de este blog. Pero bueno, como necesito terapia y no pienso pagar un puto cobre para un psicólogo, tendrán que leerme más seguido.

Después de largo tiempo de espera, mi hermano mayor (el segundo)levanto vuelo del nido y se mudó a un departamento propio con su futura esposa (gracias por llevártelo, no sabes cuanto lo aprecio). Muchos de ustedes estarán pensando cuan insensible soy y que no debería decir eso de mi hermano. Probablemente estén en lo cierto. Lo seguro es que esta situación ha causado en mí una reflexión muy grande sobre lo que me depara en los siguientes años. Estoy a punto de terminar mi carrera y caigo en la cuenta de que soy el último sujeto que mis padres han educado y mantenido...aún siguen haciendo esto último e intentando aquello. La atención, quiera o no, se ha centrado sobre mí...y es francamente perturbador. Es como el planeta de los simios!!...están ellos, sus ritos, costumbres, idioma y maneras de pensar.... y yo.

El viernes por la noche fue este el tema que abordamos yo y unos amigos de la niñez en la despedida de mi gran pata Franco (nariz a la que dedicaré un post en su momento). La independecia. ¿Debía yo ser el que rompa con la tradición de dejar casa con base 3 o quedarme cómodamente gozando de las comodidades y engreimientos de mis padres? Mis amigos insistían en lo segundo. "Vas a extrañar el desayuno calientito, la ropita planchada y doblada en el cajón". Sin embargo, no puedo dejar de añorar la completa soledad. "Eso dices ahora, pero espera a levantarte un día solo, tomar desayuno solo, lavar tu ropa solo y cocinarte(solo)"...Ok, hasta aquí me quedo claro lo de estar solo.

¿Acaso esto me depara un futuro de ermitaño?...no lo creo...se que mi apreciación es subjetiva...pero pienso que mis progenitores son culpables del marciano uraño que vive en su casa. La dinámica se puso tensa en los primeros días luego de la partida del segundo cachorro de la camada. Igual que en la sabana, todo tenía de fondo una disputa territorial. El espacio y las normas eran algo indiscutible, era el reinado de la naturaleza. Algo me guiaba a tener más paciencia... el instinto de supervivencia supongo.

Lo más probable es que, siendo un marciano obstinado, me vaya pronto y le de la contra a todo pronóstico esotérico que quieran hacer. El cambio de paradigmas, costumbres y vicios que se puede experimentar tan solo con dejar el refugio del hogar resulta emocionante y escalofriante a la vez...pero puede ser una aventura interesante.

Por lo pronto (como soy un marciano terco, pero no estúpido) terminaré mis estudios y gozaré de los privilegios de ser un mantenido por unos meses más.

1 comentario:

Xtian dijo...

2 cosas.
primeo, yo le pago a mi psicologo y el si me ayuda!! u_U
segundo. eres una anguijuela con tus viejos