domingo, 6 de septiembre de 2009
El regreso del marciano.
Escribir conlleva una responsabilidad. No por las palabras escritas sino por la carencia de estas. Las páginas están hechas para llenarse de palabras o dibujos, no importa si son estupideces o garabatos amorfos... están para expresar lo que nos plazca. Falté al compromiso hecho con esos espacios en blanco, esos que deben ser llenados con al menos monólogos sin sentido o bocetos abstractos, dejando huella de que algo late dentro nuestro. Me disculpo con ellos.
A veces, el silencio es una maldición...o la peor mentira (parafraseando vilmente a Unamuno). Una maldición porque cuando se cae en aquel espiral de omisiones se encierra gran parte de uno. Una mentira porque el callar es vivir ocultando nuestra fracción de la verdad. Dejando al mundo sin una perspectiva distinta, limitándolo y haciendo que otros vivan en la ilusión de tener la única voz. La verdad, la única...no existe. La verdad es una ilusión. No he cumplido mi compromiso de expresarle mi verdad al mundo. Me disculpo por ello.
El marciano ha regresado.
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